El Síndrome de Quemarse por el Trabajo (SQT) o “burnout” es una enfermedad compleja con múltiples facetas y no siempre fácil diagnóstico. El presente artículo recoge las reflexiones de un grupo de profesionales (médicos, psiquiatras, psicólogos, periodistas, abogados, sindicalistas, representantes de organizaciones profesionales) sobre el problema del SQT en la profesión médica. El documento es el resultado de las respuestas que distintos ponentes del grupo han preparado a diferentes preguntas sobre el tema con conclusiones derivadas de la discusión entre todos los participantes.  Emerge que el SQT es una entidad con elevada incidencia en los médicos, con graves repercusiones laborales, personales y económicas, cuyo reconocimiento como enfermedad está cambiando en años recientes. Afecta más a algunas especialidades como a la Atención Primaria, la Oncología, la Medicina Intensiva, y los Cuidados Paliativos que tienen en común un aumento de la demanda sobre el profesional, ya sea cualitativa o cuantitativa. Aunque puede tener un sustrato de características personales, se asocia preferentemente con factores extrínsecos y propios de la organización laboral y de la gestión de los riesgos laborales. Tiene costes indirectos graves para el sistema sanitario incluyendo absentismo laboral, elevados costes económicos y conlleva pérdidas de salud y el bienestar en las personas que lo padecen.


 


El SQT no está admitido todavía como enfermedad profesional pero la jurisprudencia lo acepta habitualmente como un accidente de trabajo. Muy recientemente, se anunció que el nuevo ICD-11 incorporará el SQT a partir de 2022 con el código QD-85. El SQT tiene un tratamiento complejo, un pronóstico incierto y puede incluso inducir al suicidio. Las organizaciones sindicales y la Organización Médica Colegial contemplan al SQT con enorme preocupación y se acepta la necesidad de un gran estudio en España que clarifique la dimensión real de este problema. La prensa, le ha dedicado escasísima atención por considerarlo un hecho habitual y aceptado. Finalmente, los participantes ven en el refuerzo de las Humanidades en la formación del médico una parcial solución al problema que tiene en su esencia aspectos éticos fundamentales que justifican su origen y su evolución.