En la práctica clínica habitual, es frecuente afrontar situaciones que pueden hacer dudar al clínico respecto a su proceder ético. Estas situaciones no siempre son dilemáticas entre dos únicas alternativas, sino que pueden y deben abarcar varias alternativas y se hace preciso proceder de forma sistemática, utilizando algún método. Entre las numerosas situaciones a las que se enfrentan los profesionales de la salud, está la conocida como “conspiración de silencio”, aquella en la que la familia o los allegados de un paciente ocultan parcial o totalmente al paciente la información sobre su estado, pronóstico o tratamiento, generalmente desde una posición paternalista, ya cada vez más superada en la medicina actual. Ante este escenario, podemos preguntarnos qué actitud debemos tomar, qué y cuánta información compartir, si se están respetando los derechos y la voluntad del paciente, y otras cuestiones de diversa índole.


Ante una situación compleja, el análisis de las circunstancias y consecuencias de los cursos de acción posibles y la elección del curso óptimo entre ellos, es lo que se conoce como deliberación.