Actualmente, el escenario de atención asistencial ha cambiado. Asistimos a un envejecimiento de la población, con un predomino de la atención a pacientes pluripatológicos, con varias enfermedades crónicas, y en situaciones de fragilidad y dependencia que el modelo tradicional de asistencia, centrado en patologías agudas, no es capaz de atender.


La valoración en estos contextos es necesariamente pluridimensional. No solo es preciso prestar atención a la enfermedad del paciente, sino a su entorno familiar y psicoemocional, así como a su historia de valores.  


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